En busca de...

Este es un espacio que tiene como único objetivo abrir el debate para dar paso a la reflexion. En él, queridos amigos/as, se encontraran con acontecimientos, situaciones y, por sobre todas las cosas, reflexiones sobre la vida misma. Cualquier coincidencia y/o similitud que encuentren con la realidad fue intencionalmente buscada.
El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad...

Sin más que agregar, saluda atte.


RFXO.



viernes, 15 de abril de 2011

Aquello que nos queda por hacer.


Yo sé que hay gente para todos los gustos. Por eso, antes de arrancar motores debo advertir a aquellos y aquellas (respetemos los modismos de la época) que se consideran creyentes... ¿A qué? Ni ellos mismos pueden explicarlo. Pero cuando uno contrae todos los músculos de la jeta en una enorme y picaresca sonrisa, ante lo que intenta ser una concienzuda explicación cuasi científica sobre el horóscopo, sus adeptos tienden a ofenderse y su primera reacción observable es la de tachar de ignorante, cínico, descreído, etc. a todo aquel que ose cuestionarlos.
El tema es algo que no termino de comprender. Me imagino que en tiempos de Matusalén era el último grito de la moda y, como tal, la comunidad entera te ningunearía si no te tiraban las cartas al menos una vez a la semana. Ahora bien, a pesar de que existen algunos chebolis cuya fachada tiene dos o tres manos descascaradas de seriedad en los cuales a uno le pueden propiciar cartas natales, astrales y demás yerbas a cambio de un abultado adorno monetario, no hay lugar a dudas de que el rubro está que explota de chantas.
Como una especie de instinto, al verse no tan aptos para la supervivencia en los tiempos modernos, sus seguidores construyeron una seria muralla metafísica para resistir los brutales ataques que - irónicamente- presagiaban. Así, los vagonetas que supieron explotar esa veta fueron ganando lentamente un lugar en nuestra sociedad que - más divertida que preocupada- hizo y sigue haciendo la vista gorda permitiéndoles diariamente un día más de orgullosa agonía.
Sin embargo, el problema no recae en los chantas... olvidémonos de la oferta y concentrémonos en la demanda. ¡Sí! Son aquellos seguidores que tragan sin masticar horóscopos semanales, verdaderos adictos consumidores de presagios impersonales (que dicho sea de paso, son lo suficientemente generalizados como para que cualquier otario se sienta identificado) los nenes problemáticos del salón. Son ellos quienes defienden con uñas y dientes todo lo relacionado a la futurología. Son ellos sus máximos guardianes, ya que los que ofician de tarotistas, astrólogos, etc. al estar conscientes de la precariedad del espectáculo que montan se esconden en las sombras y dejan que sus consumidores sean sus más fieles protectores...
Y digo yo... ¿no pasara algo parecido con el resto de las cosas que nos rodean? ¿Cuántas cosas innecesarias persisten hoy en día tan solo porque el hábito inconsciente de sus usufructuarios oficia de sustento vital de ellas mismas? ¿Qué sería del gobierno (por citar uno de muchos ejemplos) si sus ciudadanos se convencieran de que tal institución no es necesaria? ¡Ni hablar de la policía, el ejercito o la iglesia! ¿Qué pasaría si los chantas que ofician de gobernantes, canas, generales, curas abandonaran las sombras y se mostraran a si mismos tal cual son ? Lamentablemente, queridos amigos lo único que nos queda por hacer es imaginar... imaginar y sonreír.


viernes, 1 de abril de 2011

Nacemos, nos reproducimos y morimos.


El ambiente nos rodea indefectiblemente...Un ser vivo nace, se reproduce y muere. Eso nos enseñaron en la escuela. Claramente, uno aprende y memoriza -mas que nada memoriza- una minúscula, infinitesimal parte de la realidad. Sí, todos nacemos, nos reproducimos y eventualmente moriremos... lo realmente difícil es aprehender que en esos tres simples actos que nos definen científicamente como seres vivos, esta oculta la vida misma y todo lo que ella implica. Es decir, tras la definición cuasi universalmente aceptada de los seres vivos yace oculta la vida, aquella que no se aprende leyendo sino viviendo. Amo los libros, pero por mucho que los quiera no puedo dejar de reconocer que estudiar o leer sobre la vida no es lo mismo que vivirla.

Nacemos en un contexto, en un lugar y en un momento determinado no por nosotros, sino por otros. Por aquellos que sintieron la enorme necesidad de prolongarse a si mismos en nosotros. Pero lo importante es que nacemos y una vez nacido, todo cuanto hacemos esta destinado a generar hecho a hecho el lugar en el que nos desenvolveremos. Básicamente nada puede decirse sobre el nacimiento, no es mas que un simple acto fortuito, al cual nosotros -como individuos nacientes- por mucho que queramos no podemos modificar. Por suerte para nosotros, los seres vivos, no puedo decir lo mismo de la reproducción y la muerte.

Crecí pensando en la reproducción y a la muerte como algo físico, frío, calculable pero a la vez atrayente, como si hubiera algo en ellas que no nos decían, que nos ocultaban.
Es increíble como esos dos actos -que fueron metidos en nuestras cabezas a fuerza de repetición- se podrían considerar opuestos, antagónicos, y sin embargo, en mi cabeza tomaban ambos la misma forma. Algo me decía que debían ser encaradas con similar actitud. Tenemos que pisar los suficientemente fuerte como para hacer de nuestras vidas una marca indeleble en los demás y solo así transformaremos a la muerte en una mera curiosidad. Como alguien dijo una vez, vive de manera tal que los que rieron cuando tu, al nacer, lloraste... lloren cuanto tu, al morir, rías.

La vida es algo que no se puede contener, es algo inexplicable, indefinible, no existen palabras ni individuos lo suficientemente sabios en este mundo capaces de definir la vida, ya que es ella la que nos define a nosotros. Al limitar su explicación en tres simples palabras lo único que se gana es confundir, ya que hoy muchos hombres y muchas mujeres viven sus vidas, como lo que les dijeron que era, como un mero acto de existencia, es decir, limitadas, calculables y frías. Desconocen que tras esas palabras yace oculto un sinfín de relaciones que hacen de nosotros lo que somos... claramente hoy ya no nos alcanza con nacer, reproducirnos y morir. Si queremos saber de que se trata la vida... solo hace falta vivirla.