En busca de...

Este es un espacio que tiene como único objetivo abrir el debate para dar paso a la reflexion. En él, queridos amigos/as, se encontraran con acontecimientos, situaciones y, por sobre todas las cosas, reflexiones sobre la vida misma. Cualquier coincidencia y/o similitud que encuentren con la realidad fue intencionalmente buscada.
El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad...

Sin más que agregar, saluda atte.


RFXO.



miércoles, 1 de junio de 2011

Una romana espectacular.

Hay un momento en la vida de todo otario que marca un antes y un después. Tan importante es dicho suceso, que si algún erudito -desde ya ajeno a nuestra sociedad- se dignara a estudiarlo, podría considerarlo sin ningún temor a equivocaciones, como un rito de iniciación... dicho mal y pronto, dejan de ser pebetes de patas y pecho lampiño para hacerse bien machitos con todas las letras y puntos sobre las ies. Ese momento, queridos amigos, no es otro que el de enfrentar al más sádico y cruel de los comerciantes del barrio por si solo. Un tete a tete de resultados impredecibles, con un final tan incierto como desagradable.
Esto ocurre a una temprana edad. El iniciado no posee más que unos doce o trece abriles gastados. Pero listo o no ese día llega cuando la madre - que por tirar su juventud, figura y proyecciones futuras en educarlo, vestirlo y alimentarlo- se considera a si misma con los suficientes fueros como para ordenarle con vos de trueno, cual oficial penitenciario ante un reo, y cito: " ¡hoy te vas a cortar el pelo!". El condenado a una sesión de tijeras, sin encontrar en sus allegados una mínima luz de esperanza que lo rescate de semejante trance, traga saliva y acata amargamente, no sin previamente darse el lujo de emitir una buena puteada kilométrica, digna de un hijo retobado, que morirá en sus propios tímpanos.
Ustedes queridos amigos, se estarán preguntando internamente acerca de cual es el gran quilombo de ir a la peluquería. Es más, se dirán que hoy, a esta altura del partido, ya saben cual es "El Corte" (Sí, con mayúsculas)... es decir, su corte que mejor le oculta sus mayores defectos y que hace de su cucuza una obra maestra digna de admiración.
La cuestión está en que los pibes no proyectaron, no proyectan, ni proyectaran nunca sus planes más allá del momento que esta transcurriendo. Viven en el hoy y para el hoy. Ahí es donde están más a gusto, puesto que el ayer no lo recuerdan y el mañana nunca llega. Por eso, el problema está en que nuestro iniciado ni remotamente sospecha qué es lo que quieren que le hagan. De más esta decir que se rehusará a seguir las instrucciones dadas por su madre, ya que de no ser por ella él no estaría en semejante quilombo. Así, el pobre mocoso no es más que arcilla en manos del "coiffeur" lista a ser moldeada y cocida a gusto y placer.
Creanme que esto que les cuento no sería tan grave si en los pagos de nuestro condenado hubiera una abundante oferta donde acudir por un decente corte de pelo. ¡Pero no! Solo hay un cheboli... el mismo al que iba su abuelo, van sus hermanos y padre. Atendido por la misma persona desde hace cinco décadas, que para colmo de males entre su repertorio de habilidades peluqueras solo se cuentan la afeitada con navajas (habilidad inservible para el condenado ya que en él apenas se vislumbra una sombra de bigote) y un único corte de cabellos. Ambas dos todavía hoy, después de miles de horas gastadas sobre los hombros de sus clientes, no fueron del todo masterizadas por el artista.
Al entrar al local, todo se encuentra tal cual lo dejo la última vez que fue acompañado de su madre. El peluquero parado al costado de su sillón contestándole de reojo al portero del edificio de al lado sus comentarios sobre política, fútbol y/o minas (únicos tres temas de charla en aquel templo del saber barrial). Condenado y "artista" ya conocen de memoria su rol en esta tragedia. Uno representa a la víctima, el otro al victimario. Ante la ausente respuesta a la simple pregunta: ¿qué te hago?, la obra sigue y los espectadores que esperan su turno no dejan de regodearse ante la irónica sonrisa del artista que sentencia con cierto brillo de maldad en sus ojos algo así como un "vos dejame a mí, que te hago un corte a la romana que te va a quedar espectacular".
De esta manera, víctima y victimario siguen su papel a la perfección. El primero sale puteando y reputeando por el mamarracho que le dejaron por capelu, jurándole vanamente al gauchito y a todos los santos que lo acompañan que la próxima vez se deja crecer las chapas hasta los meniscos; y el segundo, barre el piso y charla... barre el piso y charla en la espera del próximo cliente fiel a quien ofrecerle una romana espectacular que dará que hablar entre sus allegados. 

5 comentarios:

  1. jajajajaj este número es una masa!!! pero no por sergio massa, eh?

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  2. ja ja es verdad a mi me paso en carne propia es un acto casi desleal de las madres. un abrazo, muy bueno tu blog nene

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  3. Tiburóncin UJAJA3 de junio de 2011, 13:35

    Muy bueno el blog, los felicito. Escriban algo sobre el padrinazgo en la religión católica sin ser catolico. Abrazo.

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  4. jajjajaja... muy bueno!

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  5. MUY BUANO!!!! JAJAJAJA LOS BANCO!!!!!!!!!!!

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